A menudo nos hablamos a diario por varias razones: para darnos instrucciones, motivarnos, para interpretar nuestras acciones, emociones, pensamientos, y para entender lo que ocurre en nuestro entorno. Lo que nos decimos a nosotros mismos es importante que sea positivo ya que influye en nuestra actitud, comportamiento y rendimiento. Tener un diálogo interno positivo es otra manera de cultivar una actitud positiva. En vez de hablarnos a nosotros mismos con frases como ‘no puedo, no soy capaz’, podemos cambiarlas con otras más constructivas como: ‘estoy mejorando’o ‘lo estoy intentando lo mejor posible’.
Para acostumbrarnos a tener un diálogo interno positivo, lo mejor es practicarlo. Escribe una lista con frases positivas para tu entrenamiento como la siguiente:
- ‘Entreno tres días a la semana todas las semanas’
- ‘Después de entrenar me siento fenomenal’
- ‘Al acabar mi entrenamiento semanal siento que estoy progresando’
Las frases que escribas son muy personales. Lo que se trata es de tener una lista con varias favoritas y que las menciones todos los días de entrenamiento. Los momentos más idóneos para leer la lista de frases positivas son: por las mañanas, o antes de cada entrenamiento, y cuando te encuentres fatigado o dudando de tu capacidad.
Nuestro diálogo interno puede ser constructivo y ayudar a mejorar nuestro rendimiento, o por el contrario puede ser destructivo y empeorarlo distrayéndonos. Para tener un mejor control sobre nuestro diálogo interno, debemos darnos cuenta de cuándo y cómo nos hablamos a nosotros mismos. Reflexiona sobre la manera en la que te hablas dependiendo de las situaciones que ocurren a lo largo del día y sobre si te ayuda esta manera de hablar, o podría ser más constructiva. Si tu diálogo interno tiene frases como: ‘no me organizo muy bien’, ‘no se me dan bien las matemáticas’, ‘ no puedo…’,‘no tengo mucha suerte’ ‘me saca de quicio (…)’, intenta cambiarlas por otras que tengan un enfoque positivo.
Por ejemplo, la frase: ‘No me organizo muy bien’, puede tener un enfoque positivo si decimos: ‘de ahora en adelante voy a ser más organizada’. Otras frases negativas que la gente se suele decir a menudo se pueden modificar así:
- ‘(…) es muy difícil, no lo voy a conseguir’ – ‘He conseguido hacer otras cosas difíciles como (…). Si practico también puedo conseguir (…)’.
- ‘No puedo hacer (…)’ – ‘Elijo hacer (…)’ o ‘Es mi decisión hacer (…)’.
- ‘No quiero fallar / cometer errores’ – ‘De lo que se trata es de aprender y no pasa nada por cometer errores e intentar las cosas poniendo ganas y hacerlo lo mejor posible’.
- ‘¿A quién le importa si lo hago bien?’ – ‘A mi me importa cómo lo hago’.
- ‘Me saca de quicio el árbitro’ – ‘Rumiar en las cosas que nos sacan de quicio es gastar esfuerzo inutilmente’.
Puedes extender este ejercicio y pensar en situaciones cuando tu rendimiento ha tenido éxito y cuando no, y reflexionar sobre si tu diálogo interno es diferente. En tu diario puedes responder a las preguntas: ¿Qué me digo antes, durante y después del entrenamiento? ¿Qué me digo después de tener un buen rendimiento? Si no me ha salido bien el rendimiento, ¿Rumio sobre los fallos y me cuesta centrarme en el presente? ¿Con qué frecuencia tengo frases positivas y negativas?
Practicando a menudo podrás ser capaz de anticiparte a alguna frase negativa que te ibas a decir y empezar tu entrenamiento con un diálogo interno positivo. Recuerda que aunque todos tenemos pensamientos negativos y es completamente normal, lo que importa es no dejar que frases negativas nos dominen.